Un encuentro con la autoridad

Aunque sea sólo uno, puede resultar en una fatalidad. Así lo atestigua el señor “Juan”, quien refiere lo siguiente:

–¡Ahí se ve el impacto! ¡Luego luego se ve allí!

Minutos antes de su declaración ante los medios de comunicación, su familia se encontraba de frente con la policía. El vehículo oficial impactaba al particular dejando un estruendo en el aire y unos cuantos gritos ahogados.

En los cruces de la avenida La Paz y la calle 8 de Julio, había sucedido el encuentro. Es común que en un domingo cualquiera, en la zona mencionada, el tráfico disminuya hasta quedar la calle vacía por largos periodos. Así, según relatan testigos, la Policía, sin códigos activados, transitaba con alta velocidad por la avenida. La familia, con el semáforo en verde para ellos, no alcanzaría a cruzar sana y salva.

De manera preliminar, en palabras de un oficial de la Policía de Guadalajara, nos comentan los compañeros [que participaron en el choque] que acudían a prestar el apoyo a una unidad que solicitaba auxilio. Esta unidad circulaba por Avenida La Paz, de poniente a oriente con códigos sonoros y luminosos, con semáforo en verde. A decir del oficial entrevistado, una camioneta “pick up” les corta la circulación. Vaya, que el encuentro sucede de manera accidental y espontánea.

–¡La patrulla prende los códigos sonoros ya casi para llegar a la bocacalle!..– relata el familiar de los pasajeros de la camioneta roja.

Seis integrantes de una familia, a bordo de su automóvil, cuatro de ellos en la caja trasera, no imaginaban lo que les esperaba este domingo. Dos jóvenes mujeres, una de 15 y otra de 21 años de edad, saldrían proyectadas al momento del impacto y, a decir de los servicios médicos de emergencia, a su llegada ya las encontrarían sin signos vitales. Una joven más sería trasladada al puesto de socorro en estado grave, con el cuero cabelludo desprendido, según comentan los padres de la misma.

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–Espero que las leyes… ¡que la justicia sea pareja, que hagan justicia como dios manda, como debe de ser! No que salgamos como siempre, que el inocente tuvo la culpa, porque ahí está, más que nada… las huellas de los neumáticos– agrega el señor “Juan”.

Como en todo encuentro, las perspectivas suelen ser diferentes, naturalmente. En una situación como esta, en la que participa protagónicamente el descuido y la indiferencia, será crucial el valor civil para aceptar las respectivas responsabilidades. Sabemos también que eso es poco común en una ciudad cosmopolita, moderna y ensangrentada; sí, como Guadalajara.

 
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